Los bailes
son la expresión folklórica que expresan las costumbres de las diferentes
montañas y valles del País Vasco. Están llenos de color y los danzaris se
visten con los trajes típicos de cada zona. La mayor parte de los bailes son
colectivos entre hombres y mujeres utilizando instrumentos que se vinculan en
los bailes: mástiles con cintas, espadas, vasos sobre los que se baila, arcos…
Estas son
formas que se asemejan a bailes de Irlanda y Norte de Escocia, lo que vincula
costumbres de influencia celta que se desarrollan en el entorno de la costa y
de la montaña vasca. Los bailes más populares son: la jota, el espatadantza, el
aurresku…
En los
bailes del País Vasco intervienen ambos
sexos reunidos por el placer de bailar. El gusto del pueblo vasco por el baile
es ya prehistórico. Desde el baile más rural al de las plazas de barrios,
pueblos y ciudades, el ámbito de los bailes vascos o importados y asimilados es
la comunidad vecinal completa. Cuando el baile tiene lugar en las campas de las
ermitas y santuarios, con motivo de romerías, se convierte ya en una
congregación de gentes procedentes de la población de caseríos y de los
diversos lugares comarcales. Estos bailes son públicos, al aire libre o en
atrios cuando llueve, aunque frecuentemente se han solido bailar hasta con
paraguas.
En el baile
antiguo de los vascos, el pueblo está unido, no solamente por el ritmo del
tamboril y la melodía del txistu, sino por los nexos de ejecución y de
comunicación viva, de la alegría común. En los bailes antiguos el público
cantaba con la música.
El aurresku
es el baile especial del País Vasco. En el aurresku hay gran complejidad, ya que combina lo
comunitario (desfile, cuerda, arco) con la ejecución individualizada hasta
cierto punto, competitiva, ante cada mujer.
El baile
constituía la gran diversión popular vasca, junto con las bodas, romerías,
toros y otras fiestas.
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